miércoles, 18 de mayo de 2011
LA ENCOMIENDA Y LOS ENCOMENDEROS ESPAÑOLES
La encomienda fue una institución de importancia fundamental en las primeras décadas de la colonización del Perú ya que a través de ella se articularon las relaciones entre españoles e indígenas. Esta institución tubo como origen la encomienda medieval española, un modo de patrocinio muy difundido que consistió en la cesión de tierras a cambio de protección y defensa. En el caso de la encomienda americana, la encomienda no significo la entrega de tierras, pero si se mantuvieron los conceptos de protección y defensa. Así que a diferencia de la encomienda medieval española, la encomienda americana (también llamada repartimiento de indios) significó el otorgamiento de fuerza de trabajo de indígenas a determinados españoles. La institución de la encomienda tuvo su fundamento jurídico en la obligación de los indígenas a pagar tributo a la Corona de Castilla en su condición de “vasallos libres” del rey. Así la encomienda se suscita a partir de la cesión de del goce de tributo hecho por el monarca a favor de los encomenderos, en premio de los servicios de dichos personajes en la incorporación de nuevos territorios al patrimonio de la Corona. Los deberes de los encomenderos eran varios: quizá el mas importante era el de la doctrina, es decir, que debían sufragar los gastos de los curas doctrineros encargados de tal labor y, a falta de ellos, ver la forma de asegurar que la evangelización se propagara. Igualmente los encomenderos debían cumplir con la denominada “carga militar”, que consistía en la obligación de acudir “con sus armas y caballos” a la defensa de la tierra cada vez que las autoridades lo solicitaran, bien fuera el caso de levantamientos o de ataques de otro tipo. Si bien en los primeros años muchos encomenderos vivieron en los propios de indígenas, pronto la Corona prohibió dicha practica por los abusos perpetrados en perjuicio de los indígenas. Así le legislación impuso a los encomenderos el deber de “residencia”, que obligaba a vivir en la ciudad cabecera de la jurisdicción en la que habitaran sus encomenderos. Las autoridades querían lograr un efectivo poblamiento del Perú por parte de los españoles y ver garantizado el cumplimiento de la carga militar. Finalmente los encomenderos estaban obligados a dar buen trato a los indígenas, aunque esto estuvo lejos de ocurrir, sobre todo en los primeros tiempos. Como la disponibilidad de españoles para el trabajo físico en las colonias era escasa y además estaba afectada por el clima tropical, la organización económica y social, descansaba sobre la fuerza de trabajo indígena. Sin trabajadores, la tierra no tenía valor alguno, y el oro y la plata codiciados no se dejaban recoger si no era con fatiga. Sucedía, sin embargo que conforme a la voluntad de la Corona, los aborígenes de los reinos americanos debían ser subditos libres, no sujetos a ninguna prestación forzada. Según este principio, los indígenas debían incorporarse al proceso económico en calidad de asalariados (no de esclavos). Por otra parte, la Corona deseaba la conversión a la fé cristiana de los aborigenes, por lo que se llegó al establecimiento de la institución de la Encomienda. La Encomienda fue una institución característica de la colonización española en América y se entendía como el derecho que daba el Rey a un súbdito español, llamado encomendero, en compensación de los servicios que había prestado a la Corona, para recibir los tributos o impuestos por los trabajos que los indios debían cancelar a la Corona. A cambio el español debía cuidar de ellos tanto en lo espiritual como en lo terrenal, preocupándose de educarlos en la fe cristiana. Eltributo se pagaba en especie -con el producto de sus tierras-, o en servicios personales o trabajo en los predios o minas de los encomenderos La idea de la Encomienda de indios fue tomada de la institución medieval que protegía a los pobladores, pero tuvo que ser adaptada para poder implementarse en la recién descubierta América.
EL SISTEMA DE ENCOMIENDAS
En la Recopilación de Leyes de Indias no faltan decretos de aquella época estableciendo la igualdad de derechos de los indios y los españoles para explotar minas y prohibiendo expresamente que se lesionaran los derechos de los nativos. La historia formal -letra muerta que en nuestros tiempos recoge la letra muerta de los tiempos pasados- no tendría de que quejarse, pero mientras se debatían en legajos infinitos la legislación del trabajo indígena y estallaba en tinta el talento de los juristas españoles, en América, la ley "se acataba pero no se cumplía".
EDUARDO GALEANO
Las Venas Abiertas de
América Latina
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